La boda
KV dedicado a: el vodka Stolichnaya que tan presente tengo todavía en la cabeza |
Ya es oscuro aquí en BCN. Y mi cabeza también está oscura del alcohol ingerido ayer durante la boda de J y M (bueno, no durante, sino después claro)… Son cerca de las 7 y cuando acabé de escribir me voy a ir a correr para quitarme de encima las toxinas que deben campar por mi cuerpo.
La boda… Fue un éxito la verdad. Desde el primer al último momento estuvo todo muy bien. En primer lugar por lo más obvio y que a veces se olvida, y es que es la fiesta de los dos que se casan. Y sí, se casaron, y sí, se lo pasaron muy bien… Ahora deben estar sino volando, apunto de llegar a China. Buah, que palizón les debe haber sido. Eran las tres de la madrugada que se iban del sitio del convite y tenían el avión a las diez de la mañana… En cualquier caso, se tendrán el uno al otro desde ahora para pasarlo todo mejor que se dice. Que les vaya muy bien.
Y luego, claro está, las bodas son lo que ven y hacen los demás… No me enrollaré mucho pero voy a resumir como fue.
Quedamos con casi todos los rojillos para ir a la iglesia en la fragoneta que alquilamos. Una Mercedes, que nadie se imagine una de esas que llevan melones. Unas fotos haciendo el tonto antes de montarnos, y ya con el tiempo justo pa la iglesia. Tráfico mortal, todos los parkings de la parte de la catedral llenos y primeros momentos de crisis. Tanto que tuvimos que dejar la furgo en el parking del Maremagnum, a unos 15 minutos de la iglesia (la de la Mercé). Así que ya nos veis medio corriendo por el puente del Maremagnum, ese que se mueve, es de madera y pasa por encima del agua, y era un placer para las chicas que llevaban zapatito con tacón… Apretando el paso conseguimos llegar justo cuando el novio ya estaba apunto de entrar. Vamos nos fue de un pelo. Yo ya me imaginaba atropellando a la novia por el pasillo para sentarme a tiempo…
De la ceremonia poco que decir. Una vez más volví a reafirmarme en que la iglesia y yo somos como dos líquidos inmiscibles. Ya podemos juntarnos y que nos remuevan juntos que no habrá mezcla… Pero vaya, con todo fue de las ceremonias más normales que he vivido en los últimos años. Salvo una parábola del evangelio que me pareció cuanto menos poco cristiana, lo demás normal.
Pétalos de rosa para los novios a la salida., fotos y más fotos, y a la carrera a buscar el coche… Digo a la carrera pq había pánico por si nos perdíamos el pica-pica de la pre-cena. Y es que el restaurante estaba en Argentona, el Palauet Cabanyes, a unos 40-50 km de BCN… El pánico venía derivado de que fuimos de los últimos en irnos de la iglesia, teníamos el coche donde San Pablo perdió las chirucas, habíamos de poner gasolina y todos queríamos ir al lavabo.
Más carreritas al Maremagnum, y 7 personas vestidas de gala nos metimos en los lavabos donde la gente iba de lo más informal. Pa’vernos. Descargamos, y todos a la furgo. Ahora ya los 7 rojillos de toda la vida. Next stop, la gasolinera para poner algo de diesel. Lluís y yo intentamos en vano encontrar algún cassette cutre de gasolinera, pero oooooh, ahora ya sólo venden CDs y DVDs (casi me compro uno que ponía “Dependientas ardientes”… que por cierto, debe ser curioso si lo pides en caja “Oigan ¿tienen Dependientas ardientes?”). Así que sólo la gasofa, y sin nuestro deseado cassette cutre para animar el camino.
Unos minutejos de nada y nos plantamos en el sitio este, el Palauet Cabanyes, que es espectacular. Es una especie de medio castillo, medio casa señorial antigua. Muy bonito. Recepción con camareros repartiendo cava (piiiip, empieza el contador de alcohol, ir anotando lo que bebí) foto de rigor del brindis. Y adentro… Y ooohhh “que maco que està tot”. Todo rollito piedras, tapices en las paredes… y mucha gente sitiando las mesas de los canapés… ¿Habíamos llegado tarde? Que va… Aquello sólo acababa de empezar…
Un ejército de camareros no dejó de sacar de todo en una hora. Canapés de los de siempre, calamarcitos, montaditos de anchoa, salmón, huevos fritos, freidurías varias (pero de las buenas), choricitos, vichyssoise… hasta platos pequeñitos de fideuá… Y más cosas que seguro que no me vienen a la cabeza… Segunda copa de cava… Y el Xavi venga come que te come… La verdad es que soy algo Carpanta en esto del comer. Tampoco me puedo alimentar de aire, y mis 81 kg se han de mantener, pero vaya, en estos eventos me salgo. Lo que yo comí en el aperitivo hay gente que no lo come en una cena entera… Ah, y Javi me invitó a probar el tinto, y como no, le hizo caso. Un amigo es un amigo y si te recomienda el tinto, pues al tinto que te tiras…
Además los paseitos a la barra del aperitivo nos permitían ver a “la rubia”. La rubia era el peaso mujer más impresionante de la boda. Madre mía de mi vida como estaba la nena. Acompañada, pero no por ello menos apetecible… Estas tías ya nacen con novio, nunca han estado realmente disponibles para nadie. Pero mirar es gratis ¿no?
Toque de campana, y para el salón… Para llegar se tenía que pasar una especie de túnel de esos de los castillos larguísimo… Que desembocaba en una sala enorme que daba a los lavabos… Para remarcar. De los que abres la puerta y son más grandes que la casa de cualquiera. El de chicos muy limpio y grande, pero el de las chicas se ve que era lo más. Con una maquilladora dentro incluida… El falso bulo de que en el de hombres había otro tipo de servicios lo desmiento ahora mismo.
Y llegamos al salón… Vamos, no sé como debían ser las salas de coronación de los reyes, pero aquello se le parecía. Con unos retablos enormes de gente de hace muchos siglos, un techo bastante alto, un pianista en el escenario delante de la pista de baile tocando música muy “fisna”, todas las mesas iluminadas con focos naranjas, menos la de los novios en blanco… Ay, que emoción…
Distribución de mesas… Estuvo bien ya que de los 7 rojillos, 5 estábamos en la misma mesa. Luego otra pareja amiga de la novia, y a mi izquierda y derecha dos amigas de la novia, compis de la facultad. Hmmm… Siempre me pasan encerronas de estas en que me colocan con todas las solteras que hay sueltas por la sala… Es broma, buenas chicas las dos. Nada que ver con “la rubia” en cuanto a físico pero vaya eran simpáticas. Una de los dos luego me incitó a bailar con ella más de la cuenta y iba muy suelta, hasta me dijo que estaba cachas, y no es que no lo esté pero es que vamos como que no tocaba mucho. Como me ha dicho Lluís antes por teléfono "tenía ganas de zapatos". Pero uno q iba bebiendo y bebiendo se separó no fuera cosa que luego tuviera algo que lamentar.
La cena, pues muy buena. De primero esas especies de cosas de marisco y pescado cubiertas por “pasta de full” (no sé como es en castellano). Perfecta. Caen unas tres copas de vino blanco (es que lo sirvieron caliente y mientras esperaba…)
Segundo. Filete con salsa de tòfones, también llamado por los asistentes “el tarugo de carne”. Again perfecto. Esto remojado con un mínimo de dos copas de tinto más. Para que bajara, y pq era mucha carne…
Y ahora el pastel… Espectacular entrada con la canción de Elton John “Your song” … Y una cosa extraña. El pastel, y creo que ahora se lleva esto, es una cosa de cartón piedra , con luces de neón y todo, de la que parece que va a salir una stripper, pero que no es el pastel, y sólo está ahí para hacer bonito. Pq en nuestro caso el pastel era blanco, pero lo que te ponían luego en el plato era una mousse de chocolate… Whatever… Caen un par de copas de cava más.
Cafeses… Había café o Irish coffee. O sea tocaba decidir entre algo o algo y alcohol. Pues algo y alcohol, claro… Además hacía tiempo que no me metía un irlandés… Y tan a gusto… Más camareros y se ofrecían licores. Venga un whiskito on the rocks nunca ha estado mal, para un amante del whisky convencido como yo.
Y aquí ya más o menos todo se rompió. Ir a otras mesas, los novios haciendo la ronda… Hasta que empezó el baile. El vals, alguna canción lenta de las típicas de boda que hace que los viejales se lancen a la pista para comprobar en dos minutos que ya no tienen 20 años, y luego ya empezó la fase disco. A ver, entendámonos, disco como para gente de 40 años, nada psicodélico, trance o makina. Música de boda, con lo de siempre, que si el Bisbal, el Bustamante, el Chayanne, antología disco de los 80s, la de “no rompas más mi pobre corazón” para que unos cuantos hagan eso que parece country, algunas de Seguridad Social para hacer algo de ska y empujarnos un poco, etc… Repertorio de orquesta típico pero sin orquesta…
Pero en este punto, ya todo da igual. Aquí y por mucho que haya dicho ya, no estaba ni borracho, ni nada que se le parezca. Comiendo como como, y con mi peso, aguanto el alcohol bastante bien. Pero aquí en la parte pista de baile y barra libre a sólo 5 metros ya me perdí… Empecé con los gintonics, pero luego no sé quien me hizo la mala pasada de pasarme a la enésima mezcla diferente de la noche. Vodka con naranja. Stolichnaya como no, lo mejorcito de Rusia para el hígado de Xavi.
Y no fueron uno, ni dos, ni tres, sino que fueron cuatro. O cinco que no me acuerdo bien. Javi que me lleva siempre a la perdición. Cada uno, supuestamente lo pedíamos menos cargado, pero creo que el tío todos los ponía a piñón. Y venga, como si fuera zumito de naranja que nos los tomábamos… Pero vaya, en ningún momento perdí la cabeza. Estaba muuuuuy contento pero bien. Hasta conservé la corbata en su sitio intacta.
Total que aquí ya si se puede decir que todos pillamos una taja de las buenas, y la pista de baile nos parecía pequeña… Creo que tenemos videos de algunos momentos. Videos que ya a los 30 segundos de grabarlos nos parecían patéticos. No quiero ni saber como serán hoy o mañana cuando los distribuyamos… Pero nos lo pasamos de muerte, y éramos el grupo más animado de los que bailaban seguro. Me tenías que haber visto Willow, girando, botando, moviéndome cual anguila poseída por el diablo, incitando a todo el mundo a bailar… Era lo que mejor me iba, ya que aguantar una conversación no habría podido, y estar de pie en una vertical estática ya me resultaba imposible… La de veces que me giraba y pensaba “no gires que a la próxima te caes”…
Y así nos dieron las 3 y media de la madrugada, y viendo que ya sólo estábamos nosotros, los padres del novio, cuatro rezagados y el coleguita que me ponía los Stolichnaya pues decidimos darlo por concluido… Además, ya nos lo habíamos pasado en grande, así que se podía dar la noche por acabada.
Más videos patéticos a la salida, en el jardín y en la fragoneta, y caminito a casa…
A las 5 y media llegué a casita. Y me daba vueltas todo. Tanto que hasta volví a comprobar alguna textura de lo que había cenado, ya me entendéis. No hacia tiempo ni nada que no trallaba después de una noche alcohólica.
En cualquier caso, nos lo pasamos en grande y eso es lo que cuenta, ya que al fin y al cabo todas las bodas son iguales. Supongo que la única que sabe algo diferente es la propia, si llega el caso…
Y ahora toca ir a sudar un ratito por las calles para sanar este cuerpo...
Canción del día: Once de Pearl Jam. Una de las que ha sonado escribiendo esto. Del mítico disco "Ten" de los Pearl Jam. "... Once upon a time I could control myself..." |
1 Comments:
hola!
Me toca hacer de azafata para el congreso de cardiología y hoy vamos al Palauet Cabanyes. Buscando info por san google me has aparecido tú.
Veo q t gusta enrollarte jeje, ya somos dos. Distrae tu blog y he cogido algunas ideas ;)
see you!
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