lunes, enero 07, 2008

Liveslow

AGB dedicado a: mi nuevo piso

Una habitación de paredes blancas, muy blancas todavía. A mi espalda una enorme librería que recoge decenas y decenas de libros y revistas, CDs y DVDs también. Bajo mis manos un teclado sustentado en una enorme mesa de color claro. Y entre esas cuatro paredes blancas, muy blancas todavía, suena en un tono deliberadamente tenue la voz del gran Frank Sinatra entonando el célebre “My way”, una canción muy apropiada para este momento de paz que busco.

Son cerca de las 20:30 de la noche de este domingo festividad de los Reyes. En la boca una sensación de sequedad de quien sabe que ha comido demasiado más de lo que hubiera debido, y que me pide que haga todavía muchoooo tiempo antes de comer algo llamado cena, que será muy ligera seguro. Y que mejor que utilizar ese tiempo en escribir algo. Sobre algo que no podía ser otro que el hecho de estar entre estas cuatro paredes blancas, muy blancas todavía.

Ya me he mudado. Estoy en mi nuevo pisito. Ayer consumé la mudanza y dormí mi primera noche, no entre las cuatro blancas paredes de esta habitación, sino entre otras cuatro blancas paredes de mi dormitorio. Mi dormitorio, mi estudio… que raro que me suena, pero ahora todo lo que me rodea es “mi” algo… Lo que decía, ayer 5 de enero de 2008 supuso el inicio de otra fase de mi vida, de la que espero sea como las anteriores sino mejor en cuanto a felicidad.

He de decir que me siento algo raro. Estoy tecleando estas líneas en el mismo teclado, del mismo ordenador que hasta hace un día estaba en otro sitio, pero la situación es tan diferente. También debería admitir que ayer sentí un montonazo de cosas. Creía que no sería así, pero así fue. Hice muchas idas y venidas desde casa de mis padres (mi casa) hasta mi piso. Y en todas las veces que salía de mi antigua casa sentía el hormigueo de quien se va. Pero no como otras veces para estar 6 o 7 días fuera de viaje. No, esta vez el viaje es de los que duran mucho más muchísimo…

También noté la trascendencia que llevaba implícita la situación, ya que en todo momento sentía de forma acentuada la proximidad que siento por mi madre y mi padre. Les echaré de menos. Viviendo con ellos, en muchos momentos los habría estampado contra la pared, pero después de 24 horas en mi nuevo piso, una de las cosas que he sentido más dentro, es saber que ellos no están “por ahí”. Ya no les oiré gritarse el uno al otro por estar algo sordos ya, ni sentiré a mi madre pasar cerca de mi habitación cantando cualquier zarzuela, ni a mi padre ir y venir de la calle después de ir a comprar cualquier cosa… Es raro, pero sientes que en una casa en que sólo estás tú, precisamente pasa eso, que sólo estás tú. Aunque muchas veces apenas veía a mis padres media hora durante la cena y el resto del tiempo estaba en mi cuarto, ellos “estaban” ahí.

Tampoco es que la cosa haya de ser más trascendente, pero soy muy sentimental para algunas cosas. O mejor dicho, simbólico. Me encanta ver simbolismos o captar de forma especial algunas cosas o momentos de la vida. El beso que le di a mi madre ayer cuando me fui para mi piso, no fue y no puede ser uno más. Y así lo recordaré siempre. De hecho casi todos los momentos de este fin de semana pasarán a mi agenda de cosas “que no se deben olvidar”. Hacerlo significaría no darle ninguna importancia y entonces no sería yo…

Hoy no voy a explayarme mucho más en el tema del cambio de piso, no es cuestión de aburrirme a mí mismo, ni a la audiencia, pq además creo que no tengo claro todo lo que comporta la situación, y el tiempo me irá ordenando las cosas. Esta mañana, por ejemplo, me he dado cuenta de algo que ayer me preocupaba. Bueno tampoco es que me preocupara pero notaba que algo me rondaba la cabeza. Hoy he entendido que en el nuevo piso “no tengo que hacer nada”. Ayer tenía la sensación de que tenía que hacer algo. Qué narices, simplemente he de “estar” o “ser” nada más, como hacía hasta ahora, simplemente vivía en mi casa. Aquí también, se acabó el creerme que estoy invitado en mi propio piso…

Una sensación… en próximos posts seguro que voy descubriendo más.

Pero me gustaría acabar con el tema estrella de hoy. Todas las compras de los últimos días, que convierten a la especie humana en algo parecido a hienas hambrientas en los centros comerciales, han tenido su punto culminante. Los Reyes Magos de Oriente han repartido todos esos regalos entre niños y adultos. ¿Habéis tenido suerte?

Yo la verdad, uf, que frase más horrible empezar por “yo”, bueno el caso es que un servidor ha tenido mucha suerte. Papis, hermano, novia y suegros me han dejado un montón de cosas que me han hecho mucha ilusión.

• Un par de juegos de colonias de los típicos pero que me son muy necesarios (tengo cierta aversión a entrar en las tiendas de perfumes).

• Un magnífico cinturón (disculpad los adjetivos tan horteras que utilizo, parezco el Principe Felipe contando lo que le regaló Leticia el día del compromiso) que me irá de perlas ya que estaba en casi números rojos de cinturones y con este podré cambiar más.

• Un camino de mesa de esos que creo que se ponen en las cenas chulas (nada de plásticos de colores)

• Un curioso juego de aceiteras, vinagreras y demás con sistema de spray (que cosas que venden en las tiendas modernas de hoy en día)

• Un cronómetro de cocina para contar el tiempo que el pavo, el estofado o lo que sea se ha de estar cociendo (hmmm… pero si no voy a pasar de la tortilla en muchos meses, no?)

• La película de “Los Simpson” en Blu-Ray gentileza de mi chica (de p… madre, si no fuera pq no tengo Blu-Ray) pobreta, vio que tenía muchas cosas extras pero no se fijó en ello. Un solete pero no está tan al día de la tecnología, así que tocará cambiarlo…

• El libro de Ken Follet “Un mundo sin fin” (geniaaaal). Seguro que lo habéis visto en toda librería, centro comercial, gasolinera y estudio de quiromancia que hayáis visitado estos días. La segunda parte de la gran “Los pilares de la Tierra”. Creo que será el libro del año. No por su calidad, de la que no dudo, sino más bien porque un año será duración mínima de lectura del personal.

• Y finalmente, una alfombra para la puerta de mi piso. Creo que este último será el regalo que más recordaré de estos Reyes toda mi vida.

Curioso que diga que un felpudo de esos que se pisan antes de entrar en una casa sea mi regalo favorito. Pero es que es genial. Si no lo he hecho mal, debería estar por aquí colgada una foto que he hecho con el móvil. Es un caracol que parece muy feliz, cabeza erguida, cuernos bien alzados… Sobre él una palabra “Liveslow”. Mi traducción sería algo así como “Vive despacito”. Eso va a ser lo que vea cada día al salir de mi nuevo piso, o al entrar, y lo que todo el mundo que venga a visitarlo verá… Y me encanta pq entronca de lleno con la filosofía del “No te agobies, Xavi”, y me define por completo. Despacito por la vida, no hay que tener prisas. Todo llega tarde o temprano. Mi ritmo es el único que vale, no el de los demás. Así siempre he vivido, y así siempre me han salido bien las cosas. Así que quizás a la velocidad del caracol según habrán visto muchas personas, pasito a pasito, pero he conseguido completar el traslado.

“Liveslow, Xavi” así es “My way” le diría al bueno de Frank Sinatra. Y seguro que el respondería con otra frase que es ya mítica canción: “The best is still yet to come”.

Por último desde aquí me gustaría agradecer a todas las personas que me han ayudado en este paso final a la independencia. Las frases de ánimo han sido siempre algo vital para el caracolito que soy. Mi chica la primera por supuesto (por ser la decoradora titular), mis papis (porque sin ellos no sería nada en este mundo), mi hermano (por ser la estrella que siempre me ha guiado), mis amigos cercanos (Netrandom, DJ Anthony, etc), mis compis de curro (Kane, Lady A++, …), y por último, pero hoy más que nunca, last but not least, Willow y Kaos, por ser la fuente de inspiración que me hizo ver que mi vida tenía que vivirse para adelante, enterrando el pasado, y sin miedo a dar ningún paso, por complicado que pareciera. Y claro tb por ser las que le daban un empujito al caracolito cuando se paraba en exceso a contemplar el paisaje.

Buenas noches a todos y todas. En cierta manera, entre estas cuatro paredes blancas, muy blancas todavía, empieza por así decirlo, el resto de mi vida.

Canción del día: The best is still yet to come de Frank Sinatra. Una gran canción para todos los optimistas, entre los que me creo contar:

The best is yet to come, and babe won't that be fine
You think you've seen the sun, but you ain't seen it shine

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4 Comments:

At 7/1/08 17:23, Anonymous Anónimo said...

Muy bien chaval... ya has volado del "nido", que día destrozamos tu piso? recuerda que ahora vendrán esos domingos en los que te encontrarás el piso hecho una m...
Hablando del "my way" a mi me encanta la versión que hicieron "Los piratas"...
En fin suerte con el desembarco!

 
At 8/1/08 00:22, Anonymous Anónimo said...

Joeeee a mi me ha dado miedito irme de casa!!! No me gustan las paredes blancas, ni muy blancas ni poco blancas, no!!!
Uf uf yo prefiero no pensarlo pero en algún momento escribiré un post como este, con muchas ganas por empezar de cero y SOBRE TODO, poco a poco

un beso!!

 
At 8/1/08 08:52, Anonymous Anónimo said...

Respecto a "no tengo que hacer nada"... que equivocado que estás...

Por cierto, yo también tengo un "liveslow" de esos!

 
At 22/1/08 11:38, Blogger olimpia said...

Dios, Xavi, cómo te entiendo!!! El día que me casé y me quedé a dormir por primera vez en mi piso, ese piso que tardé tanto en arreglar, que disfruté decorando.
Dejé la casa de mis padres, volé del nido, como se suele decir, para empezar, como tú dices, lo que era el resto de mi vida. Y aunque fué una ilusión muy grande, la boda, el vivir con mi niño, empezar a tener mis propias responsabilidades, mi casa, mi vida, mi propia familia, no dejó de ser duro dejar a mis padres y a mis hermanos atrás de alguna manera, aunque siguen estando ahí, pero ya no era lo mismo.
Recuerdo que el primer domingo, después de volver del viaje de novios, que fuimos a cenar a casa de mis padres, cuando me fuí lloré mucho. Pero mi niño me cogió la mano, me sonrió y eso me bastó para calmar mi pena.
Hoy, a pesar de los malos momentos, me considero una de las personas más felices que pisa la Tierra. Sé que tú, cuando pases estos momentos de nostalgia, también lo serás.
Muchos besos y mucha suerte en tu nueva vida.

 

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