lunes, febrero 04, 2008

Ni tan siquiera una pequeña moneda

AGB dedicado a: mi amiga Kaos

Mediodía de este sábado en que si miramos el calendario pone 2 de febrero una fecha que no deja de ser especial para mí y que me recuerda que soy algo mayor que el día anterior. Barcelona ha amanecido gris y fría, amenazando lluvia, y yo me he despertado con la sensación de que nueve horas durmiendo no han sido tan reparadoras para mi estado como hubiera deseado.

Y es que he tenido una semana realmente agotadora. Vuelvo a estar en el trabajo en fase “bola de pinball”, como alguna vez las había bautizado por aquí.. Esto consiste en que me siento cual bola de pinball, rebotando en mil paredes, acelerándome, frenándome, cambiando de dirección cantidad de veces y por fortuna sin caerme por un agujero. Muchas cosas a hacer, algunas previstas, otras que salen sobre la marcha. ¡Orden! ¡Orden! Me falta orden para poder ir avanzando debidamente, y no a salto de mata, en plan héroe, apagando el último fuego encendido. Pero vaya todo lo que empieza acaba, y la semana ha acabado llevándome a este fin de semana en que intentaré descansar debidamente.

Una semana que empezó con una noticia triste sin lugar a dudas. Willow, la del 1ª B, me comentó que unos días antes había fallecido el abuelito de mi buena amiga Kaos. Buf, una noticia que me supo fatal pq sé lo emocional y sentida que es Kaos, y poniéndome en su lugar supe que no estaría muy animada que digamos…

Le envié un mensajito de ánimo (aunque pocos se pueden encerrar en veinte o treinta palabras, la verdad). Siempre es algo duro escoger las palabras en estos casos, y he de decir que no pude por más que emocionarme algo. Por lo que le tocaba a Kaos, y por algo que en cierta manera es lo que me ha inspirado este post.

No sé con que palabras fue exactamente, pero le dije a mi amiga algo que suelo a decir a gente que pierde a algún abuelo/a, que supongo que debe ser muy duro tener recuerdos del abuelito esos días, pq te deben traer sólo tristeza, pero que son esos mismos recuerdos el mayor tesoro que tendrán el resto de sus vidas. Un tesoro del que yo no he tenido ni tendré ni tan siquiera una pequeña moneda de oro si se me permite la metáfora.

No he conocido a ninguno de mis cuatro abuelos. No es que murieran antes de que tuviera uso de razón o eso. No, todos habían muerto cuando yo nací. Soy hijo de unos padres que me tuvieron a avanzada edad, siendo ellos los más jóvenes de su propia familia. Eso situaba un desfase enorme de edad entre mis abuelos y un servidor. Eso, una guerra y su postguerra hicieron el resto y todos murieron relativamente jóvenes, impidiendo que ninguno llegara a ser tan longevo como para conocerme.

Así que yo jamás he tenido que llorar la muerte de ningún abuelo, pero, y aunque suene duro, ojalá hubiera tenido esa suerte. Suerte no por tener que sufrir ese día, ya se entiende ¿no? Suerte pq ahora mismo tendría seguro miles de recuerdos de ellos, algún juguete olvidado en algún rincón de casa de ellos, fotos de bebé en sus brazos… Nunca tendré eso, y aunque bien es cierto que nadie hecha en falta algo que no ha tenido, en este caso, si que se nota. Y más a medida que me hago mayor. De pequeño no lo tenía tan en cuenta, pero ahora mirando atrás siempre hay algo que notó que me faltó de pequeño.

Mis abuelos. No sé mucha cosa de mis abuelos. Eran familia lejana creo, con algún grado de parentesco de esos en que eres primo de alguien pero que has de empezar a navegar por muchas familias. Mis dos abuelos eran ferroviarios, de los de antes, de cuando los trenes eran muy diferentes a los de ahora, de cuando para cambiar de agujas un tren, tenía que ir alguien hasta una palanca enorme y mover las vías (mi abuelo materno salvó de un accidente enorme gracias a ello, cambiando en el último momento de vías al expreso de Irún que iba a empotrarse contra otro tren). Mi abuelo materno se estableció en Palencia donde tengo raíces (debería volver más a menudo por allí), mientras que el paterno se estableció en Barcelona. Ambos eran muy diferentes por lo que sé. El materno era un hombre más reservado a quien la muerte de mi abuela le dejó algo tocado, siendo mi madre quien sufrió alguna consecuencia por ello. En cambio mi abuelo paterno era un hombre muy alegre por lo que me dicen, muy optimista, con muy buen corazón y que nunca tenía un “no” para nadie (ahí hay algo de Xavi ¿no?). También era muy trabajador y apañado. En casa de mi padre había huerto y un poco de corral (¡eso en Barcelona! imaginaros como ha cambiado la ciudad). Del corral me han contado mil anécdotas, como la de una gallina, que se hizo enorme y no se la comían por tenerla cariño, todo pq de pequeña, una vez se atragantó, y mi abuelo (los aprensivos que salten dos líneas) la cogió, le abrió el cuello (imaginaros a la gallina, nada de anestesia), le sacó lo que se había quedado en el cuello, y luego la volvió a coser no quiero ni imaginarme con que tipo de hilo. Supongo que Dios existe y le gustan las gallinas, pq la pobre se salvó y creció bien regordeta dicen… También me cuentan mil historias del gato al que mi abuelo tiraba al pozo (un gato algo cabroncete que hacía las mil y una)… le dejaba un rato en remojo y luego lo sacaba bien mojado, cosa que dicen que el gato entendía muy bien y daba algo de tranquilidad a la casa…

De quien también tengo muchas historias es de mi abuela materna. Mi madre siempre me cuenta que me parezco a ella físicamente. Mis ojos, mi nariz, la expresión de la cara... Sólo he visto una foto de ella. Una foto que mi hermano repescó de una foto pequeña y muy deteriorada, que llevamos a una tienda para que la copiaran y ampliaran. Ahora está presidiendo, desde una estantería, el comedor de mis padres, justo al lado de mis dos sonrientes abuelos paternos, en una foto del día de sus bodas de oro. Mi abuela… Me ha contado siempre mi madre que era una gran mujer, una cocinera excepcional, de esas mujeres de antes que sabían hacer de todo. Jabón, ungüentos para los niños que estaban enfermos, hacer vestidos… Una mujer que en tiempos relativamente difíciles se preocupaba mucho pq sus hijos tuvieran estudios, algo bastante avanzado en aquellos tiempos, más entre las familias poco afortunadas como la mía en aquellos tiempos… Por desgracia murió muy joven cuando mi madre iba al instituto, y eso supuso el fin a una posible educación mejor de mi madre, ya que mi abuelo, sin mi abuela preocupándose del tema no movió ni un dedo para que ello fuera posible. Mi madre me cuenta que mi abuela se habría sentido muy orgullosa de mi hermano y de mí al haber seguido estudios y llevado una vida como la que llevamos… En fin…

No sé mucho más de ellos. Sólo detalles sueltos en que siempre me han dicho que me parezco. Siempre me ha parecido muy poco. Terriblemente poco. Mi hermano que es mucho mayor que yo si que pudo disfrutarlos durante su infancia, y se acuerda de ellos mucho.

Jamás sabré como eran sus voces, ni recordaré algo que nunca se olvida, la mirada de sus ojos. Nunca me tuvieron en sus brazos. No me pudieron llegar a malcriar.

Sólo tengo los recuerdos de otros. No son mis recuerdos. Que injusto es saber cuando alguien me cuenta cosas de ellos, que para ellos esos recuerdos si son reales, que ellos si que pueden cerrar los ojos y verlos moverse, hablar, reír…

Lo único positivo de todo ello, si es que se puede considerar positivo, pq más bien lo considero como algo egoísta, es que jamás lloré sus muertes. Mi hermano si que vivió como un shock bastante grande la muerte de mi abuelo, y entendió de bien joven algo bastante importante de la vida. Algo que a mi me falta. Quizás mejor dejarlo para otro día, pero creo que todavía no he llegado a entender el significado de la muerte, pq todas las muertes que he vivido no han sido tan cercanas. No sé si uno puede llegar a prepararse para ello, pero creo que me aterra la sola idea. Espero que no llegue ese momento hasta dentro de muchos años…

Así que para despedirme, sólo puedo enviarle todos mis respetos y ánimos a mi amiga, en forma de todas estas palabras que me han ido saliendo. Kaos, casi todo en este mundo se puede comprar, pero hay cosas que ni todo el dinero ni el tiempo del mundo pueden darte. Lo mucho o poco que siempre recuerdes a tu abuelo será algo infinitamente mayor de lo que yo jamás he tenido y tendré.

Sólo me queda añadir en memoria del abuelo de mi amiga, que descanse en paz allá donde esté, y que pueda seguir enorgulleciéndose de la persona excepcional que es su nieta la rubiales...


Canción del día: Atlantic City de Bruce Springsteen Una del Bruce… El tema de la canción no está muy relacionado con el tema de hoy, pero tiene dos frases que siempre me han gustado.

Evrything dies, baby, that’s a fact,
But maybe evrything that dies someday comes back


Nada muere realmente, pq de alguna manera todo vuelve de alguna manera. ¿Un recuerdo no es acaso eso?

Etiquetas: , , ,